martes, 21 de mayo de 2013

ACEPTARLO NO ES RESIGNARSE



Aceptar que tu hijo tiene una discapacidad no es fácil. Porque todos soñamos y esperamos que nuestros hijos estén sanos siempre, y que sólo tengan algún catarro de vez en cuando. 
Cuando nació Eneko enseguida mi instinto me decía que algo no iba bien. Me pasé los primeros seis meses calculando la edad corregida, ya que todo el mundo me decía que tarde o temprano se igualaría a los niños de su edad. Pero algo en mi interior sabía que no iba a ser así, y tan difícil fue asimilarlo, como hacer entender a los demás que Eneko no sería como sus hermanos. Es curioso como la gente que te rodea, la familia cercana, no quiere ver la realidad. Y a veces me sentía sola ante la realidad, porque se empeñaban en decirme que yo estaba obsesionada con el tema. Los médicos, ahora me voy dando cuenta, te van preparando poco a poco. Primero te dicen que hay que aumentar las terapias, empiezan a hacerle pruebas, y o no estas en el mundo, o te das cuenta de que algo no marcha. Yo siempre lo he aceptado, y quizás el papá de Eneko lo llevó peor. Tanto que le ocasionó una fuerte depresión de la que va saliendo poco a poco. Yo creo que mi hijo es así porque tenía que nacer así, y que no vale para nada ni vamos a ayudarle buscando respuestas a por qué, por qué a nosotros, y tantas y tantas preguntas que se agolpan en tu cabeza. También creo que Eneko nos eligió a nosotros, todavía no sé con que fin, pero estoy segura de que tiene algo que hacer y decir. No me importa reconocer que desde que ha nacido soy mejor persona. Tenemos muchas cosas que hacer, mucha lucha y sacrificio, porque un niño especial hace a una familia especial. Te cambia las prioridades, y tu mundo gira en torno a él y a intentar mejorar día a día su calidad de vida y su autonomía. Tener dos hijos más es bueno, porque Eneko tiene mucha estimulación y juegos en casa. aunque reconozco que para ellos también está siendo complicado, aunque mi hijo mayor, que ya tiene 10años, daría la vida por su hermanito.
Entre todos llevamos el barco, manejando el timón como mejor sabemos.
Acepto que mi hijo es especial, pero no me resigno a conseguir grandes cosas junto a él.
ACEPTARLO NO ES RESIGNARSE.




No hay comentarios:

Publicar un comentario