martes, 15 de abril de 2014

DEDICADO A LOS PADRES QUE INICIÁIS EL CAMINO CON VUESTROS HIJOS

Dedicado a los padres que iniciáis el camino con vuestros hijos. A los que empezáis a escribir vuestro propio diario...

Había una ancianita sentada hoy en el parque. Sola, pero no solitaria. Su mirada, perdida en el infinito, dibujaba una sonrisa en todas las hojas que caían de los árboles.

Me senté a su lado, intrigada por esa mezcla de paz, nostalgia y felicidad que desprendía. Me miró un instante, y en sus ojos había tanta vida, tantos recuerdos, tanto amor, que deseé con todas mis fuerzas que entablase conversación conmigo.

Llevaba algo entre sus brazos. Pegado a su pecho. Abrazado a su corazón. Era un libro. Un cuaderno de notas. Un diario.

Después de unos instantes de silencio, me volvió a mirar, y me sonrió. Separó un instante el libro de su pecho, y mirándolo como si fuera su tesoro más preciado, comenzó a hablar.

Estoy acabando este libro, y aunque han sido muchos años escribiendo sin descanso, tengo la sensación de que cuando ya no escriba, algo habrá cambiado para siempre.

Comencé a escribirlo hace muchos años. Cuando nació el más pequeño de mis hijos. Nació antes de tiempo, y era un ser especial. Me enseñó tantas cosas, que decidí escribirlas, para él, para mí, y para todo el que quisiera leerlo.

He querido con auténtico fervor a mis tres hijos. Y los sigo queriendo, claro. Escribir mis sentimientos cada día, no ha sido sencillo. Al menos, cuando las cosas no iban del todo bien...
Pero cuando sentía la alegría de verlos crecer, escribirlo era muy fácil.

Me han hecho tan feliz, que volvería a pasar por todos los días grises, por todas las noches sin luna. Por todas las angustiosas esperas en los hospitales, por sus equivocaciones, por sus desafíos, por sus limitaciones...
Volvería a llorar cuando no mirasen. Y reiría igual cuando sus ojitos se posaran en los míos.

No sé si lo habré hecho bien o mal. Pero sí se que en mi Diario la palabra amor, se repite en cada nota.
He procurado que sean felices. Que sean buenas personas. Que se quieran y que quieran quererse.
Miro hacia atrás y las lágrimas quieren acompañar a mis recuerdos. Porque he sido muy feliz. Porque ya estoy terminado el diario.

Si tú acabas de empezar a escribir tu libro, ojalá al terminarlo broten lágrimas de tu alma. Lágrimas de felicidad. Ojalá escribas muchas risas, cosquillas, abrazos, y confesiones entre las sábanas.

Ojalá tu diario sea como el mío... El Diario de un sueño.

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